La serie de pinturas Recuperación en Desgaste, realizada por Santiago Merino en 2013, se compone de 150 metros de manguera utilizada por el artista Francisco Ugarte, en el proyecto Intervención a Polyforum Siqueiros, en el año 2012.
Remplazando medios artísticos ya establecidos, como el estirar tela sobre un bastidor de madera, el material se sustituye por bandas de una manguera industrial naranja, cortadas a tamaños específicos, para construir narrativas homogéneas. Los tonos de cada cuadro han sido marcados en el material por el sol, después de que la manguera estuviera expuesta a la intemperie por espacio de 40 días, dando cuenta del desgaste causado por los elementos. Estos trabajos logran ser vestigio de un pasado autoral distinto, evocando un mundo distópico donde constantemente se crean obras nuevas sobre huellas y memoria de otras anteriores.
La pintura como objeto .
En Emplayados se ha generado la retroalimentación directa entre pintura y objeto, en particular a través del uso del bastidor, no sólo como soporte, sino como objeto que entra en contrapunto con la propia materialidad del playo, relación llevada a un nuevo nivel en la serie ARN, ya que en ella se expone directamente la madera del bastidor.
Esta transformación de la pintura como un mero objeto, como un ready made, se ha generado de manera más específica en otras series y obras de Merino: En la documentación fotográfica, Para que Pintar una Montaña cuando ya Existe, 2011, los trapos de limpieza manchados de pintura usados por Santiago en su taller se convirtieron en una metáfora objetual de un paisaje. En Captain Midnight , 2012, se tensa el diálogo entre el playo como un material post-pictórico y su uso para cubrir un objeto de gran tamaño como lo es una antena parabólica. En Recuperación en Desgaste, 2013, una vieja y larga manguera se recorta en segmentos regulares que se fijan en bastidores, proceso con el que este objeto se convierte en manos de un nuevo autor en un monocromo post-pictórico. En L as Esquinas Removidas de un Cuadro , 2015, los sobrantes recortados de lienzos estirados sobre bastidores, se transforman en objetos artísticos tridimensionales o en Monolitos para Nebulosas , 2016, los tableros de piedra que conforman a esta obra, llevaron al espectador a sumergirse inconscientemente en la naturaleza al recorrer el jardín donde se encontraban diseminadas las 35 piezas que conforman a esta instalación pictórico-objetual ejecutada al fresco.
Incluso en dos obras eminentemente espaciales existe una objetualización de la pintura: En Monocromo Negro, 2009, un material como el filamento de poliestireno pintado de negro al constituirse como un lienzo de abierta trama y urdimbre colocadas en el techo de un patio, convirtieron a esta intervención en una máquina de perspectiva o perspectógrafo de grandes dimensiones, objeto con el cual se hubieran podido dibujar las nubes del cielo o cartografiar las estrellas. Una transformación similar de un material en un objeto post-pictórico se generó en Colaboraciones Forzadas, 2014-15, cuando en el edificio construido entre el 2006 y el 2010 en el interior del Museo Universitario del Chopo, Merino adhirió vinil reflejante a lo largo de los enormes ventanales de esta nueva construcción, acción que transformó tanto en un monocromo post-pictórico como en un gran espejo a la intervención hecha por Santiago a este diseño de Enrique Norten, el cual al reflejar a la gran estructura decimonónica del Chopo diseñada por Bruno Möhrig, volvió al instante invisible la indeseable arquitectura de Norten impuesta al viejo Museo del Chopo.